Iniciaré con un pensamiento Facebookero:
"El problema con la ociosidad en las vacaciones es que lidias con menos problemas que antes, y como ya realmente no tienes nada que te presione, los "problemitas" que antes ignorabas porque no tenías tiempo para ellos ahora se convierten en "problemones". Y como no tienes nada qué hacer, te la pasas pensando en ellos todo el tiempo.
Ya que estoy filosofando, me pregunto, ¿es por el tiempo que tengo pensando en ellos que se hacen problemas, o de todas formas se harían, nada más que ahora sí tengo tiempo para pensar en ellos?
El caso es que si no tuviera que guardar apariencias a donde voy, me pondría una muy merecida peda para poder lidiar con un problema más interesante y fácilmente solucionable al día siguiente: gatorade + aspirina + regaderazo = adiós cruda"
En este momento debería estar acomodando mi maleta, pero creo que necesito algo de desahogo antes de seguir chillando por pendejadas mientras pienso en los fantasmas de los mil pensamientos que rondan mi cabeza.
Sé bien que son las hormonas las que en este momento me están causando este sentimentalismo y ridiculeces quemme suenan a viles desplantes y aflicciones femeninas; más bien yo creo que es eso lo que más me molesta ahorita: usando la lógica sé que son una idiotez y que con un simple “A LA CHINGADA” se van y no tendría que lidiar con ellas. Pero en este momento, decirlo sería un espejismo pues a los cinco segundos volvería a pensar en mis fantasmas.
El fantasma número 1 es el fantasma de una relación muy importante, y que ahora ya no queda ni rastro de ella. Odio echarle psicología barata y decir que lo que me afecta más es pensar en lo rápidamente que fui sustituida, pero pienso que eso ya lo superé. He sido sustituida no una sino dos veces. Insisto en que entre aquella persona y yo, la otra fue la que más perdió al mandarme a volar. Y aunque dije que ya no me importaba, sigo añorando lo bien que la pasábamos. Me hiere pensar que ahora está haciendo cosas que eran solamente nuestras con otras personas… Hasta el momento no me he enterado de que así sea, pero sé que en el futuro pasará y se me inundan los ojos de lágrimas y me duele en la base del corazón, que era el lugar que ella siempre ocupará aunque ya se haya ido a la verga todo lo que alguna vez tuvimos y que nunca recuperaremos, todo debido a su estupidez y a mi terquedad y mi orgullo.
Aparentemente ese no es fantasma, sino un problema latente. Pero no hay nada qué hacer al respecto… He de aclarar: Sí lo hay, pero no lo quiero hacer. No quiero invertirle tiempo, esfuerzo y más lágrimas a recuperar algo que sólo volveré a perder y que ya lloré por haber perdido.
El fantasma número 2 definitivamente es un poltergeist que gusta de danzar en mi relación y tirar las cosas por acá y por allá. Es curioso que desde hace 5 años estoy huyendo de algo en mi propia vida y resulta que en mi relación amorosa me topo exactamente con lo mismo, pero el problema es que es con la persona que amo y con la que quisiera compartir el resto de mi vida. Tal vez lo que necesite sea tiempo, y que mi novio no lo mencione a cada segundo, ni lo sienta respirándome en el hombro a cada rato, ni me robe preciosos minutos al lado de mi amor. Odio a la gente hipócrita y dependiente, y ahora tengo esto pegado como chicle en mi noviazgo. Espero que con el tiempo se vaya despegando y no que yo me rinda y deje que ahí se mantenga pegado. O, que por algo que yo diga, de repente se corte la tela junto con el chicle y quede ahí un notorio parche entre los dos.
El fantasma número 3 es una ilusión que yo tenía de lo que esperaba tener. Aún es muy temprano para saber qué pasará en el futuro, pero yo siempre tuve establecidas varias metas, varios puntos que necesariamente tenían que cumplirse para que yo estuviera contenta: a mi pareja no debía gustarle ni la banda ni el reggaeton, es necesario tener una carrera en la maldita sociedad para poder tener un estatus (entiéndase, income) dado –de mi cuenta sería artista, ya lo hemos establecido, pero de eso me muero de hambre y soy demasiado capitalista para aguantar ese tipo de vida-, quiero vivir en un lugar lejos de mi familia para no tener intrusos en mi relación…
Simple y sencillamente lo que me abruma es el futuro y lo que este pueda traer, decisiones muy difíciles que he de tomar, y que no sé si realmente sean para asegurar que esté satisfecha con mi vida, o simplemente para hacerla de drama y que las cosas marchen como dizque yo quiero que marchen.
Hasta ahora me doy cuenta de que soy una persona muy controladora de las situaciones… Y que cuando no tengo el control de ellas, tiendo a ignorarlas. Pero en esta ocasión es algo importante que no quiero ni puedo ignorar.
Aún así, me estoy adelantando demasiado.
Estoy llorando por cosas que ya pasaron y no tienen remedio, haciéndome úlceras en el estómago por mascar papeles y chicles como desesperada para liberar el estrés… Ah, y estresándome a lo baboso, lo cual podría a su vez ocasionar que me vuelva una infección.
El caso es que el cuerpo ha de decirme de una u otra manera que soy una ridícula que debería mandarlos a todos a la chingada y así se me solucionarían todos los problemas tanto físicos como psicológicos.
En fin, por el momento me haré como Scarlett y no pensaré en ello ahora, pensaré en ello mañana… Y por lo pronto haré mi maleta. (Oh joy!)
Mostrando las entradas con la etiqueta estrés. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta estrés. Mostrar todas las entradas
miércoles, 29 de junio de 2011
domingo, 21 de noviembre de 2010
Vuelvo
Puros viajes conmigo...
Ojalá así fuera de verdad y publicara más seguido.
Ya estoy más tranquila y en paz.
He tenido la oportunidad de darle estabilidad a mi vida y mis pensamientos.
Mis emociones siguen en altibajos.
Los corajes son tan potentes y destructivos como de intensa y relajante es la felicidad que de vez en cuando me ha embriagado.
He tenido la oportunidad de acostarme en el pasto sobre tu brazo y simplemente disfrutar de la sombra de un árbol, lo fresco del pasto y el oleaje del lago.
Me dicen que estoy enamorada, pero la verdad es que no me he permitido llegar hasta ese punto.
No nos conviene a ninguno de los involucrados.
Al menos ya mi conciencia está tranquila puesto que he tenido la oportunidad de platicar con los dos, y de reaccionar ante la presencia del objeto de mi obsesión como una persona normal y tranquila. Mi corazón no dio un vuelco, pude hablar sin dificultad, mi estómago no estaba hecho un nudo y no sentí náuseas al sentir que me tocabas.
Aunque esta entrada debía hablar de mí exclusivamente, sigues volviendo a mis pensamientos como si todos ellos giraran en torno a ti.
Mi vida cambió desde hace más de 2 meses, y no fue por causa tuya.
Cambiaron mis rutinas, mis tareas, mis horarios y mis actividades.
Fue una semana de estrés total debido al cambio tan repentino, pero logré sobrevivir y salí bien parada de esa situación.
Mis amistades han cambiado, mi forma de pensar sigue siendo la misma.
Ya me doy la oportunidad de estar en contacto con mis amigos.
Sigo atendiendo mis responsabilidades, pero me temo que siguen estando al final de la lista y las termino haciendo en el último minuto. Eso sí: Mis desvelos me han costado para darles la calidad que les corresponde.
De vez en cuando sigo redactando. Si yo no escribiera, sería como un futbolista que no toca el balón. Qué dolor tener las botas arrumbadas y el uniforme colgado. Un enorme desperdicio.
Creo que de tanto darle vueltas al asunto y lograr definir qué quería ser y hacer con mi vida logré encontrar la solución a esa pregunta latente que quedó sin responder.
¿Qué quiero ser? ¿Qué debí estudiar?
Letras inglesas debió ser mi carrera.
Desafortunadamente no la tienen en los alrededores.
Afortunadamente, con tan sólo saber esto me volvió el alma al cuerpo.
También ha ayudado el poner atención a lo que dicen personas con mayor experiencia y conocimiento a los míos:
¿Para qué tener especialidad, maestría y doctorado si a la hora de buscar empleo el requisito es que tengas nada más la licenciatura? Si subes los eslabones del organigrama verás que cada vez hay menos por nivel, y hay muchos más candidatos.
Todo con calma, paciencia, y un continuo esfuerzo y trabajo para llegar a lo que te corresponde, no a lo que tú buscas.
También me ha ayudado mucho el volver a escuchar y no solamente hablar y ser escuchada. Ayudando logras ayudar, y es terapia para ti y para los demás.
El reloj sigue avanzando a pasos agigantados y mis tareas siguen esperándome en stand-by.
Debo dejar esto ya, mi terapia de 10 minutos para poder continuar haciendo lo que me toca.
Gracias por leer, espero continuar escribiendo más regularmente.
Ojalá así fuera de verdad y publicara más seguido.
Ya estoy más tranquila y en paz.
He tenido la oportunidad de darle estabilidad a mi vida y mis pensamientos.
Mis emociones siguen en altibajos.
Los corajes son tan potentes y destructivos como de intensa y relajante es la felicidad que de vez en cuando me ha embriagado.
He tenido la oportunidad de acostarme en el pasto sobre tu brazo y simplemente disfrutar de la sombra de un árbol, lo fresco del pasto y el oleaje del lago.
Me dicen que estoy enamorada, pero la verdad es que no me he permitido llegar hasta ese punto.
No nos conviene a ninguno de los involucrados.
Al menos ya mi conciencia está tranquila puesto que he tenido la oportunidad de platicar con los dos, y de reaccionar ante la presencia del objeto de mi obsesión como una persona normal y tranquila. Mi corazón no dio un vuelco, pude hablar sin dificultad, mi estómago no estaba hecho un nudo y no sentí náuseas al sentir que me tocabas.
Aunque esta entrada debía hablar de mí exclusivamente, sigues volviendo a mis pensamientos como si todos ellos giraran en torno a ti.
Mi vida cambió desde hace más de 2 meses, y no fue por causa tuya.
Cambiaron mis rutinas, mis tareas, mis horarios y mis actividades.
Fue una semana de estrés total debido al cambio tan repentino, pero logré sobrevivir y salí bien parada de esa situación.
Mis amistades han cambiado, mi forma de pensar sigue siendo la misma.
Ya me doy la oportunidad de estar en contacto con mis amigos.
Sigo atendiendo mis responsabilidades, pero me temo que siguen estando al final de la lista y las termino haciendo en el último minuto. Eso sí: Mis desvelos me han costado para darles la calidad que les corresponde.
De vez en cuando sigo redactando. Si yo no escribiera, sería como un futbolista que no toca el balón. Qué dolor tener las botas arrumbadas y el uniforme colgado. Un enorme desperdicio.
Creo que de tanto darle vueltas al asunto y lograr definir qué quería ser y hacer con mi vida logré encontrar la solución a esa pregunta latente que quedó sin responder.
¿Qué quiero ser? ¿Qué debí estudiar?
Letras inglesas debió ser mi carrera.
Desafortunadamente no la tienen en los alrededores.
Afortunadamente, con tan sólo saber esto me volvió el alma al cuerpo.
También ha ayudado el poner atención a lo que dicen personas con mayor experiencia y conocimiento a los míos:
¿Para qué tener especialidad, maestría y doctorado si a la hora de buscar empleo el requisito es que tengas nada más la licenciatura? Si subes los eslabones del organigrama verás que cada vez hay menos por nivel, y hay muchos más candidatos.
Todo con calma, paciencia, y un continuo esfuerzo y trabajo para llegar a lo que te corresponde, no a lo que tú buscas.
También me ha ayudado mucho el volver a escuchar y no solamente hablar y ser escuchada. Ayudando logras ayudar, y es terapia para ti y para los demás.
El reloj sigue avanzando a pasos agigantados y mis tareas siguen esperándome en stand-by.
Debo dejar esto ya, mi terapia de 10 minutos para poder continuar haciendo lo que me toca.
Gracias por leer, espero continuar escribiendo más regularmente.
jueves, 28 de enero de 2010
Matrimonio = Acompañante = Entretenimiento
Una lelada.
Estaba pensando, aunque parezca difícil creerlo, en las razones por las cuales las mexicanas tienden a casarse, o buscar casorio, a una edad tan temprana que para otras culturas les parece ridículo e incluso risible.
1. (Mi favorita) Para salirse de la casa de los papás.
Esto involucra:
Ya no te mandan tus padres, no se la pasan diciéndote que acomodes el cuarto, que vayas por el pan, que recojas tus tiliches, que no dejes las cosas regadas por todas partes, que dejes en paz a tus hermanitos (incluso cuando son los hermanitos los que llegaron a fregarte -por alguna extraña razón, los padres suponen que si tú eres 10 años más grande que el hermanito, lo vas a tratar de la misma manera que las demás personas de tu edad que tratan al engendro como si fuera de cristal, o una completa monada. Y piensan que te harás responsable de él. NEWS FLASH PEOPLE! Sigue siendo tu hermano y lo arrastrarás por el suelo mientras él no sea lo suficientemente grande para detenerte o lo suficientemente inteligente para impedir que suceda tal cosa. Hablaré más de esto en otra ocasión-), ya no tendrás una hora de llegada, y podrás mandarte tu sola.
Aquí algunas se equivocan feamente y terminan con un tipo que las manda más que los padres y la tiene planchando, lavando, contándole las monedas, no la deja ir a ningún lado y encima la pone a cuidar a los hijos. Lo de mandarse solas termina siendo una cruel broma.
2. Por costumbre.
Aceptémoslo: Aunque tengamos rascacielos por doquier, usemos el celular más que el higiénico, y nuestro grado de socialización sea medido por alguna comunidad en internet, el lugar donde vivimos alguna vez fue un mísero pueblito Y LO SEGUIMOS SIENDO.
A fin de cuentas, ¿quién quiere que la vecina de la prima de la señora de la tienda que está al lado de la casa donde vive la tía Petra ande diciendo que te vas a quedar a vestir santos?
3.. Para tener alguien con quien salir cuando sea y a la hora que sea.
Esto es en el mejor de los casos, porque luego te toca un asedo que se la pasa tirado frente al televisor tomando cerveza y viendo el partido de cualquier deporte.
Realmente esta es a la que quería llegar.
ME CASTRA que hoy en día, al menos en la ciudad donde vivo, hay que estarles rogando a todos para que se pongan de acuerdo y vayan, hombre, a la pinche esquina a comprar unas papas.
La situación: Quieres hacer algo el fin de semana.
Los invitados: Tus compañeros de la escuela, sea secundaria, preparatoria o la universidad.
Los de la primaria no tienen estos pedos, por éso no entran en la lista. ¿Va a haber piñata y un montón de niños con los cuales puedes correr como desquiciado y terminar con la ropa más enterregada que si dejaras a secar los pantalones en el patio en febrero? VAMOS. Al fin y al cabo, tienes el azúcar tan alta y enfadas tanto a tus padres que estarán felices de llevarte a un lado donde puedas jugar SIN ELLOS, donde habrá un montón de padres que escucharán si alguien se cae, se la parte y chilla. El bonus es que llegarás tan cansado a la casa que si acaso te alcanzarás a bañar, pero más tardarás en quitarte la ropa que en quedarte dormido.
El lugar: Comienza el problema.
¿A dónde quieren ir?
No sé, a donde ustedes quieran.
No, tú dinos.
-Pasan los minutos-
¿Alguna sugerencia?
Ayy, pues... No sé.
¿Al parque?
Ay, no. No se me antoja. ¿Qué tal si llueve?
Al boliche.
No me gusta.
A comer.
No tengo dinero.
Al centro comercial.
¿A cuál?
A este.
AYYY, no. Está muy lejos.
A tal otro.
AYYYY, no, porque entonces ése le queda lejos a Fulanito.
A este otro.
¡Asquito! Ése está bien feo/naco/viejo/out.
A X otro.
Mmm, pues, bueno. (Dicen de mala gana)
¿Y ahí qué? ¿Vemos una película?
... ¿Cuál?
Las niñas fresas no quieren ver las de terror. Los niños no pueden ver una fresa romanticona porque si no se quedan dormidos, saldrán de un humor... Peor a que si hubiera perdido su equipo.
Y cuando estás en el pinchi centro comercial, no encuentran nada qué hacer y ahí andan como idiotas dando vueltas, haciendo zanja y desperdiciando tiempo (podrías estar viendo la película que TÚ sí querías ver), dinero (te compras algo nomás para que valga la pena la vuelta hasta este puto centro comercial que está hasta la chingada nomás para que no le quedara lejos a Susanita), y esfuerzo (a fin de cuentas, saliste, pero te tardaste más en organizarlos a todos y en intentar hacer de esto una linda salida que nadie, incluyéndote, disfrutó).
Son chingaderas.
Voy a rentar un perro.
Vaya, ésos se entretienen si los llevas al méndigo basurero, se quejan menos, aguantan todo el rato que tú quieras andar caminando, y no te hacen pasar tantos osos frente a la gente. A fin de cuentas, ¿son animales, no? Tus compañeros también. Pero en tal caso, "Dime con quién andas y te diré quién eres".
Por éso, cuando te casas ya no tienes que pasar por momentos incómodos con tus padres. Ahora los pasas con tus suegros.
Ahora ya puedes salir con tu esposo A DONDE USTEDES SE LES PEGUE LA REGALADA GANA. Claro, antes de que empiece a sonar la alarma de tu reloj biológico y encarguen un crío.
Dios nos ayude a encontrar a un buen compañero para salir a dar la vuelta...
¿Será por esto que tantas mujeres se casan con hombres que resultan ser homosexuales?
Estaba pensando, aunque parezca difícil creerlo, en las razones por las cuales las mexicanas tienden a casarse, o buscar casorio, a una edad tan temprana que para otras culturas les parece ridículo e incluso risible.
1. (Mi favorita) Para salirse de la casa de los papás.
Esto involucra:
Ya no te mandan tus padres, no se la pasan diciéndote que acomodes el cuarto, que vayas por el pan, que recojas tus tiliches, que no dejes las cosas regadas por todas partes, que dejes en paz a tus hermanitos (incluso cuando son los hermanitos los que llegaron a fregarte -por alguna extraña razón, los padres suponen que si tú eres 10 años más grande que el hermanito, lo vas a tratar de la misma manera que las demás personas de tu edad que tratan al engendro como si fuera de cristal, o una completa monada. Y piensan que te harás responsable de él. NEWS FLASH PEOPLE! Sigue siendo tu hermano y lo arrastrarás por el suelo mientras él no sea lo suficientemente grande para detenerte o lo suficientemente inteligente para impedir que suceda tal cosa. Hablaré más de esto en otra ocasión-), ya no tendrás una hora de llegada, y podrás mandarte tu sola.
Aquí algunas se equivocan feamente y terminan con un tipo que las manda más que los padres y la tiene planchando, lavando, contándole las monedas, no la deja ir a ningún lado y encima la pone a cuidar a los hijos. Lo de mandarse solas termina siendo una cruel broma.
2. Por costumbre.
Aceptémoslo: Aunque tengamos rascacielos por doquier, usemos el celular más que el higiénico, y nuestro grado de socialización sea medido por alguna comunidad en internet, el lugar donde vivimos alguna vez fue un mísero pueblito Y LO SEGUIMOS SIENDO.
A fin de cuentas, ¿quién quiere que la vecina de la prima de la señora de la tienda que está al lado de la casa donde vive la tía Petra ande diciendo que te vas a quedar a vestir santos?
3.. Para tener alguien con quien salir cuando sea y a la hora que sea.
Esto es en el mejor de los casos, porque luego te toca un asedo que se la pasa tirado frente al televisor tomando cerveza y viendo el partido de cualquier deporte.
Realmente esta es a la que quería llegar.
ME CASTRA que hoy en día, al menos en la ciudad donde vivo, hay que estarles rogando a todos para que se pongan de acuerdo y vayan, hombre, a la pinche esquina a comprar unas papas.
La situación: Quieres hacer algo el fin de semana.
Los invitados: Tus compañeros de la escuela, sea secundaria, preparatoria o la universidad.
Los de la primaria no tienen estos pedos, por éso no entran en la lista. ¿Va a haber piñata y un montón de niños con los cuales puedes correr como desquiciado y terminar con la ropa más enterregada que si dejaras a secar los pantalones en el patio en febrero? VAMOS. Al fin y al cabo, tienes el azúcar tan alta y enfadas tanto a tus padres que estarán felices de llevarte a un lado donde puedas jugar SIN ELLOS, donde habrá un montón de padres que escucharán si alguien se cae, se la parte y chilla. El bonus es que llegarás tan cansado a la casa que si acaso te alcanzarás a bañar, pero más tardarás en quitarte la ropa que en quedarte dormido.
El lugar: Comienza el problema.
¿A dónde quieren ir?
No sé, a donde ustedes quieran.
No, tú dinos.
-Pasan los minutos-
¿Alguna sugerencia?
Ayy, pues... No sé.
¿Al parque?
Ay, no. No se me antoja. ¿Qué tal si llueve?
Al boliche.
No me gusta.
A comer.
No tengo dinero.
Al centro comercial.
¿A cuál?
A este.
AYYY, no. Está muy lejos.
A tal otro.
AYYYY, no, porque entonces ése le queda lejos a Fulanito.
A este otro.
¡Asquito! Ése está bien feo/naco/viejo/out.
A X otro.
Mmm, pues, bueno. (Dicen de mala gana)
¿Y ahí qué? ¿Vemos una película?
... ¿Cuál?
Las niñas fresas no quieren ver las de terror. Los niños no pueden ver una fresa romanticona porque si no se quedan dormidos, saldrán de un humor... Peor a que si hubiera perdido su equipo.
Y cuando estás en el pinchi centro comercial, no encuentran nada qué hacer y ahí andan como idiotas dando vueltas, haciendo zanja y desperdiciando tiempo (podrías estar viendo la película que TÚ sí querías ver), dinero (te compras algo nomás para que valga la pena la vuelta hasta este puto centro comercial que está hasta la chingada nomás para que no le quedara lejos a Susanita), y esfuerzo (a fin de cuentas, saliste, pero te tardaste más en organizarlos a todos y en intentar hacer de esto una linda salida que nadie, incluyéndote, disfrutó).
Son chingaderas.
Voy a rentar un perro.
Vaya, ésos se entretienen si los llevas al méndigo basurero, se quejan menos, aguantan todo el rato que tú quieras andar caminando, y no te hacen pasar tantos osos frente a la gente. A fin de cuentas, ¿son animales, no? Tus compañeros también. Pero en tal caso, "Dime con quién andas y te diré quién eres".
Por éso, cuando te casas ya no tienes que pasar por momentos incómodos con tus padres. Ahora los pasas con tus suegros.
Ahora ya puedes salir con tu esposo A DONDE USTEDES SE LES PEGUE LA REGALADA GANA. Claro, antes de que empiece a sonar la alarma de tu reloj biológico y encarguen un crío.
Dios nos ayude a encontrar a un buen compañero para salir a dar la vuelta...
¿Será por esto que tantas mujeres se casan con hombres que resultan ser homosexuales?
Etiquetas:
amigos,
estrés,
matrimonio,
salidas
domingo, 5 de abril de 2009
Semana Santa y Semana de Pascua
Después de días y horas de estrés continuo, uno finalmente llega a tranquilizarse. Sobre todo es después de bañarme que siento que la droga natural del cuerpo me hace olvidar que todo está para llorar, y que de momento, no hay mucho que pueda hacer al respecto.
Se supone que tenemos dos semanas de vacaciones, pero la escuela en la que estoy no es ni muy competente ni muy justa que digamos… Tan sólo nos van a otorgar los dos días obligatorios (tres: jueves, viernes y sábado santo, pero el sábado no vamos a la escuela así que ni siquiera cuenta) en lugar de las dos semanas que les van a tocar a casi todos los demás.
Nos enteramos de esta “grata” noticia el lunes o martes de la semana pasada. El primer día no hicimos nada, pero después yo misma fui a preguntarle a la directora. Un día más tarde, una compañera fue a reafirmarlo. Todo mundo estaba como si nada mientras que yo me moría del enojo y la impotencia porque he estado trabajando como loca últimamente. He estado bien estresada, y me encantaba la idea de tener dos semanas para hacer lo que yo quisiera. El plan era entretenerme en cualquier cosa la primera semana y descansar toda la segunda. No hacer absolutamente nada. Vaya… Sentarme a ver películas era lo más activo que tenía en mente.
Pasaron los días, me fui calmando y haciendo a la idea, pues a pesar de que yo insistía al respecto a mis compañeros parecía valerles.
Finalmente llegó el viernes y entraron en acción. Dedicaron, creo yo, ya en total, como 2 horas de discusión, quejidos, y consulta a los maestros para ver qué se podía hacer. Buena parte de la planeación la dedicaron a recordar los bellos años anteriores en los que tenían maestros “bien buena onda” que cuando la directora les indicaba bajarles puntos como sanción por haber faltado las dos semanas de vacaciones (que nunca les han otorgado), les quitaban 0.5 puntos, así que el 9.5 subía a 10 y en realidad no les afectaba la boleta en lo más mínimo.
Mientras ellos discutían y me echaban pedradas porque yo no estaba dispuesta a faltar de pura onda, yo me quedaba quieta, estúpidamente tranquila, tal como estuvieron ellos los días en los que yo quise movilizarlos. Pero es imposible ganarle a “la hueva”. Y esto no es nada más un estado físico. En mi salón, hasta está personificada.
Uno de mis compañeros no se mueve ni a mentadas. Para el chisme sí es bueno, eso sí. De vez en cuando nos organizamos para ir a dar la vuelta, él está de acuerdo, es quien moviliza a las masas inertes que constituyen el 50% de nuestro salón. Pero se llegan el día y la hora y es el primero en decir, “Ay, qué hueva. Mejor lo dejamos para después”.
Las mujeres que constituyen el 20% de la masa inerte previamente mencionada sólo lo siguen a él. ¿Por qué? Realmente no lo he averiguado. El tipo no es ni guapo, ni interesante… Vaya, todos suponíamos en un principio que era homosexual. No tiene nada de malo, pero ¿cómo va a atraer esto a mis compañeras? El caso es que ellas lo siguen como perritos falderos. Él es quien supuestamente tiene el don de la palabra. Lo cual tampoco comprendo, pues de cada veinte palabras que dice, tres de ellas son majaderías.
Hagan de cuenta Hitler (qué vulgar comparación, lo sé). Él puede decir las más grandes barbaridades, pero tiene la forma de atraer a la gente y manipularla para que le crean, lo sigan, y hagan las estupideces que él indica.
En fin. La solución, como dije, era faltar todos sin que se nos justificaran las faltas. Eso a mí no me conviene en lo más mínimo, pues también me dijeron que en esta “gran institución” se entregan las boletas ya casi en octubre. Prefiero ir a pelearme con la directora cuando necesite mis calificaciones para entrar a la universidad que para que me de 2 semanas de vacaciones. MIS dos semanas de vacaciones.
Mientras ellos continuaban discutiendo (porque cuando ellos se ponen de acuerdo es el cuento de nunca acabar. Varias veces he comentado fuera del salón que ellos serían buenos diputados y/o senadores) uno de ellos mencionó que la culpa la tenía aquél o aquella que hubiera ido a preguntar las fechas en primer lugar. ¡PAM! Otra pedrada, ojos penetrantes que disparaban rayos láser contra mi persona. Aparentemente nada tenía qué ver que hubiera pasado exactamente lo mismo todos los años anteriores a que yo apareciera en la escuela y en sus vidas.
Llega el día en que todo lo que digan o hagan te importa muy poco. Una vez que se llega a la conclusión que son una bola de inútiles realmente no te afecta lo que ellos lleguen a pensar de ti. Además, ya sólo me quedan 2 o 3 meses con ellos. Casi suena como cuando esperas a que te quiten los frenos: “Me quedan tantas semanas de sufrimiento con estas porquerías”.
Se supone que tenemos dos semanas de vacaciones, pero la escuela en la que estoy no es ni muy competente ni muy justa que digamos… Tan sólo nos van a otorgar los dos días obligatorios (tres: jueves, viernes y sábado santo, pero el sábado no vamos a la escuela así que ni siquiera cuenta) en lugar de las dos semanas que les van a tocar a casi todos los demás.
Nos enteramos de esta “grata” noticia el lunes o martes de la semana pasada. El primer día no hicimos nada, pero después yo misma fui a preguntarle a la directora. Un día más tarde, una compañera fue a reafirmarlo. Todo mundo estaba como si nada mientras que yo me moría del enojo y la impotencia porque he estado trabajando como loca últimamente. He estado bien estresada, y me encantaba la idea de tener dos semanas para hacer lo que yo quisiera. El plan era entretenerme en cualquier cosa la primera semana y descansar toda la segunda. No hacer absolutamente nada. Vaya… Sentarme a ver películas era lo más activo que tenía en mente.
Pasaron los días, me fui calmando y haciendo a la idea, pues a pesar de que yo insistía al respecto a mis compañeros parecía valerles.
Finalmente llegó el viernes y entraron en acción. Dedicaron, creo yo, ya en total, como 2 horas de discusión, quejidos, y consulta a los maestros para ver qué se podía hacer. Buena parte de la planeación la dedicaron a recordar los bellos años anteriores en los que tenían maestros “bien buena onda” que cuando la directora les indicaba bajarles puntos como sanción por haber faltado las dos semanas de vacaciones (que nunca les han otorgado), les quitaban 0.5 puntos, así que el 9.5 subía a 10 y en realidad no les afectaba la boleta en lo más mínimo.
Mientras ellos discutían y me echaban pedradas porque yo no estaba dispuesta a faltar de pura onda, yo me quedaba quieta, estúpidamente tranquila, tal como estuvieron ellos los días en los que yo quise movilizarlos. Pero es imposible ganarle a “la hueva”. Y esto no es nada más un estado físico. En mi salón, hasta está personificada.
Uno de mis compañeros no se mueve ni a mentadas. Para el chisme sí es bueno, eso sí. De vez en cuando nos organizamos para ir a dar la vuelta, él está de acuerdo, es quien moviliza a las masas inertes que constituyen el 50% de nuestro salón. Pero se llegan el día y la hora y es el primero en decir, “Ay, qué hueva. Mejor lo dejamos para después”.
Las mujeres que constituyen el 20% de la masa inerte previamente mencionada sólo lo siguen a él. ¿Por qué? Realmente no lo he averiguado. El tipo no es ni guapo, ni interesante… Vaya, todos suponíamos en un principio que era homosexual. No tiene nada de malo, pero ¿cómo va a atraer esto a mis compañeras? El caso es que ellas lo siguen como perritos falderos. Él es quien supuestamente tiene el don de la palabra. Lo cual tampoco comprendo, pues de cada veinte palabras que dice, tres de ellas son majaderías.
Hagan de cuenta Hitler (qué vulgar comparación, lo sé). Él puede decir las más grandes barbaridades, pero tiene la forma de atraer a la gente y manipularla para que le crean, lo sigan, y hagan las estupideces que él indica.
En fin. La solución, como dije, era faltar todos sin que se nos justificaran las faltas. Eso a mí no me conviene en lo más mínimo, pues también me dijeron que en esta “gran institución” se entregan las boletas ya casi en octubre. Prefiero ir a pelearme con la directora cuando necesite mis calificaciones para entrar a la universidad que para que me de 2 semanas de vacaciones. MIS dos semanas de vacaciones.
Mientras ellos continuaban discutiendo (porque cuando ellos se ponen de acuerdo es el cuento de nunca acabar. Varias veces he comentado fuera del salón que ellos serían buenos diputados y/o senadores) uno de ellos mencionó que la culpa la tenía aquél o aquella que hubiera ido a preguntar las fechas en primer lugar. ¡PAM! Otra pedrada, ojos penetrantes que disparaban rayos láser contra mi persona. Aparentemente nada tenía qué ver que hubiera pasado exactamente lo mismo todos los años anteriores a que yo apareciera en la escuela y en sus vidas.
Llega el día en que todo lo que digan o hagan te importa muy poco. Una vez que se llega a la conclusión que son una bola de inútiles realmente no te afecta lo que ellos lleguen a pensar de ti. Además, ya sólo me quedan 2 o 3 meses con ellos. Casi suena como cuando esperas a que te quiten los frenos: “Me quedan tantas semanas de sufrimiento con estas porquerías”.
Etiquetas:
enfado,
escuela,
estrés,
Vacaciones
Suscribirse a:
Entradas (Atom)