sábado, 11 de septiembre de 2010

Los animales (cuadrúpedos) en México

Ya sé que de este tema hay mucho qué decir, pero la verdad es que nunca se menciona nada.
Las personas preferimos no leer lo que sabemos que sucede porque, la verdad, sí está canijo. Pero no por ignorarlo van a dejar de pasar las cosas que día a día ocurren en nuestro país, o más concretamente, en nuestra ciudad.
Me parte el alma ver un perrito tierno, amoroso y tranquilo tirado en la calle buscando entre los restos de basura algo qué comer.
Hoy me bajé con trabajos del camión porque mi maldita bolsa se iba atorando en todo. Crucé la calle a velocidad normal, que viene siendo más rápida que la del promedio de la gente. Un pinche carro pasó en putiza bien pegadito a mí y alcancé a ver al conductor verme con mala cara. Siendo que me acababa de bajar del camión, no tuve que hacer un gran esfuerzo por regresarle la expresión de mal genio.
Pocos segundos después, vi caminando a un perro de gran tamaño por ahí. Creo haberlo visto por aquí con anterioridad, pero han de disculparme: Soy muy distraída en cuanto a todo.
El perro iba a cruzar la calle, pero algo lo distrajo y caminó un pedacito por media calle. Su gusto no duró mucho, pues un tipo le echó el carro encima y le pitó como si ya lo fuera a atropellar. El perro se arrancó y corrió un poco en línea recta antes de desviarse y subirse a la banqueta.
No veo la necesidad de pitarle así. Ni la necesidad de echarle el carro encima. Disminuye un poco la velocidad, pita ligera y brevemente a modo de advertencia, y el animal rápidamente se quitará de tu camino. A diferencia de los seres humanos, los pájaros, caninos y mininos que andan por la calle sí entienden que un carro puede llegar a matarlos.
Decido hablar de esto porque, gracias a lo poco que he leído de Sigmund Freud, sé que si no analizo esto lo suficiente, soñaré con ello. Suficientes pesadillas he tenido con respecto a ello en mi vida.
Pocas veces he traído animales a casa. ¿Qué haríamos con ellos? ¿Quedárnoslos hasta encontrarles un hogar? Aquí tenemos dos gatas ya, y mi madre no quiere más mininos. A ella no le agradan los perros. Podría hacerme el tiempo para cuidar de uno yo misma, pero, ¿para qué me hago ilusiones? Mi padre me indicaría que me deshiciera de él lo más rápidamente posible. Él no se animaría a tirarlo a la calle, así que nos meteríamos en un bronconón, y él tendría una excusa más para chingarme la vida y llamarme una pendeja.
¿A quién no le hubiera gustado llevarse a todos los perritos de la calle a su hogar?
Pero los animales necesitan tu atención... Y gustan de ser especiales. Por más que los quieras a todos por igual, tendrás a tu favorito, y eso no es justo para los demás. Por ello mismo, procuramos tener un número limitado de mascotas para poder darles la atención que se merecen.
Mis planes a futuro, aunque mi madre se ría de ellos (cómo me apoya mi pinche madre con los planes a futuro, ¿eh? Tal vez debí exponerle los que tenía desde chiquita para que ahora ya no se burlara de los que parecen más realizables...), son:
-Conseguir un empleo.
-Irme de casa.
-Mantenerme.
-Publicar un libro.
-Con las ganancias del libro, por pocas que puedan llegar a ser, aunado a mis ahorros, abrir un "albergue" a donde las personas (léase: niños) puedan llevar a los animalitos que se encuentran en la calle. Que ahí tengan un hogar, que la gente vaya a cuidarlos, que donen para mantenerlos, tener un pequeño hospital ahí para poder mantener el lugar, que ahí hagan sus prácticas los que en un futuro serán veterinarios... No sé. Crear diversos eventos para recaudar fondos y mantener eso andando.
No es mucho, es posible, y es alcanzable.
Aprovecho el tema y la entrada para compartirles esta página:

http://adoptagdl.com/blog-gdl/

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¡Gracias por su atención!