martes, 4 de enero de 2011

¡Gracias mi niño!

Quisiera que nada te perturbara, nada te molestara. Que el mundo se doblegara ante ti así como lo hago yo con el más ligero roce de tus manos.
Es verdad que yo no tengo la misma fuerza que tú, pero creo que has confundido mi necesidad de compartir las cosas con mis amigos con una debilidad. Sí me ayudan a salir más rápido de mis problemas, pero debes saber que las decisiones las tomo yo, y generalmente van en contra de lo que las demás personas me recomiendan hacer…
Siento que hasta el momento he tomado las decisiones correctas.
Ojalá que esta misma convicción y fuerza de voluntad me acompañen con lo que tenga que hacer en un futuro cercano y en un futuro lejano. Nadie sabe qué nos depare el destino.
Por el momento sé y agradezco tu presencia en mi vida, porque me has enseñado muchas cosas, me motivas a ser una mejor persona, alguien más maduro, responsable, adulto. A hacer las cosas bien cueste lo que cueste. A controlar mis impulsos, a razonar las cosas. Sobre todo te agradezco hermosos momentos de paz y felicidad, recuerdos, canciones y versos.
Tú mi amado tienes corazón de poeta, de aquellos que al hilo componen hermosas frases que le hacen cosquillas al corazón e iluminan el alma. Ojalá tuviera yo esa capacidad, pero me temo que debo limitarme a escribirlo todo en papel.
Sí te amo, de eso ya no cabe ninguna duda. Añoro tus besos cuando no estás conmigo, tus abrazos, tu aroma, tu espalda, tus brazos y tus manos. Tus hermosos ojos, tu tierna sonrisa, tus labios…
Adoro hablar contigo, puede ser de cualquier cosa y cualquier tema, y que brinquemos de tema en tema sin problema alguno.
¿Soy la persona que tú esperabas? Porque tú eres un ser maravilloso, incomparable que hace que mi ser se llene de regocijo y mi cara cargue una sonrisa tonta por dondequiera que voy.
¡TE AMO JUANJO!