viernes, 29 de junio de 2012


Desconozco el autor, lo encontré en Facebook pero no se posteó con todo y el enlace original.

lunes, 4 de junio de 2012

De política

    Para la clase de Análisis Socioeconómico de México (cuyo nombre la maestra siempre confunde con Sociopolítico) nos asignaron adquirir un libro de política, el que nosotros quisiéramos, y leerlo. Lo fui posponiendo un par de semanas a lo mucho, en vista de que tenía otras cosas qué hacer y de que todavía estaba terminando el de La Fuga de Oblatos. De haber sabido que iba a leer otro de política, mi anterior libro hubiera sido uno de romance; digo, para irme acostumbrando a leer chismes.
    Ahora ando en friega porque el viernes nos dijo la maestra que para este 8 de julio ya debíamos llevarlo terminado. Fuck, y yo que voy en la página 22... Decidí echarle ganas el fin de semana y hasta diseñé las partes en las que lo dividiría para irme poniendo checkpoints. ¡Pero no contaba con mi propia astucia! El domingo decidí enfermarme del estómago, no sé ni por qué motivo, razón o circunstancia. El hecho es que tenía espasmos musculares atroces cada 15 minutos que me hacían querer gritar, ¡Dios mío, mátame ya! Pero no me mataron ni Dios ni las contracciones.
    Ahora estoy leyendo aquí mi libro de chismes, plagado de las pederastias que encubre Sandoval Íñiguez, o las tendencias homosexuales de José Luis Soberanes, o la pedofilia de Fernández de Cevallos. Lo último es exageración. ¿Qué importa que él tenga más de sesenta si ella ya tiene los 18 cumplidos? A los 26 años de edad ya no se es una niña... Cada quien que ande con su abuelito, ¡libertad total!
    De repente, mientras me lavaba la cara para distraerme del dolor de cabeza que tenía por haber estado leyendo incesantemente durante las últimas 36 horas, me acordé de mi libro ante-anterior, el cual sigo sin terminar: Comer, rezar, amar.
    Apenas voy en la sección de Comer, lo cual es facilísimo de leer pero nada placentero de observar en la televisión. Ah, querida Italia, ¡cómo añoro sentarme en tus mesas afuera de los restaurantes para engullir tus alimentos! Sin embargo, los temas de política y economía saltan a mi mente otra vez y me hacen pensar en la crisis por la que está pasando en estos momentos.
    Nací, crecí y ya nada más me falta reproducirme y morir en México, por lo que sé que las recesiones y crisis nos pegan cada jueves y domingo, de manera que ya estamos acostumbrados y sabemos lidiar con ellas. Recordé cuando viajaba en el tranvía con mis compañeros de la escuela y ellos por allá azotaban cuando el tram hacía algún movimiento brusco no programado. Así están ahorita, siento yo... Nada más que el tram no hizo un movimiento brusco, sino que se estrelló, de manera que todos se dieron en la madre, mientras que a nosotros no nos fue tan mal porque ya estamos acostumbrados a ir bien agarrados en el transporte público.
    Ojalá pronto se recuperen de la crisis, ojalá no tengan que cerrar muchos negocios, porque llega a ser muy triste el pensar que las cosas no pueden ser como antes. No me volveré abuelita y me pondré a decir que las cosas antes eran mejores. Dudo que sin votar y a la mitad de la 1a Guerra Mundial hubieran estado tan bien las cosas... Simplemente, ojalá que regresen aquellos momentos de paz y tranquilidad que de repente se asoman en nuestras vidas. Esas tardes en las que el calor agobiante del día ha dejado atrás una calidez que nos arrulla mientras contemplamos el atardecer, acompañados de una humeante, deliciosa y olorosa pizza.