domingo, 26 de mayo de 2013

Gatos callejeros

El día de hoy, estábamos por irnos a misa cuando escuchamos los gritos más estruendosos y desesperados de un gatito. Mi madre y yo salimos de la casa a localizar de dónde provenían y logré encontrar al pequeño minino escondido detrás de la llanta de un auto. Intentamos sacarlo pero el animal estaba aterrado y no se dejaba jalar hacia atrás, que es por donde había entrado, ni había espacio para sacarlo por delante.
Se armó un revuelo y uno de los vecinos se acercó a ver si podía ayudar. Yo fui corriendo a la casa por periódico para poder acostarnos en el piso más cómodamente y ver si podíamos sacar al dichoso gato. Al final tuvimos que molestar al vecino que era dueño del carro para que quitase la llanta y pudiéramos sacar al gato, que estaba cubierto de mugre del auto.
Tras un largo día de baño, intentar que comiera y tomara agua, y una larguísima espera con el veterinario para que nos atendieran, yace ahora el gato junto a mí en el sofá de mi casa, descansando después de un arduo día de emociones extremas.
Con la calma de la noche también se propagó más el sonido y pudimos escuchar afuera a su hermano o hermana llorando en la calle. Mi señora madre dice que los tiraron hoy, pues apenas hasta este día los escuchamos. El gato que está en mi casa está más o menos bien alimentado y muy chiqueado, tiene unos 3 o 4 meses de edad, y es una ternura de animalito. No hacemos más que quejarnos y renegar de la poca madre de la gente, que primero los trae al mundo y luego los abandona a su suerte, a que mueran de hambre, a que los atropelle un carro o los mate un perro.
De todas las fallas que tiene mi país, honestamente es la que más me pesa, quizás sea porque siento que ellos se encuentran más indefensos y porque yo tengo la postura eterna de que las demás especies no tienen la culpa de nuestra estupidez, y creo firmemente que el mundo estaría mil veces mejor sin nosotros echándolo a perder.