lunes, 13 de abril de 2009

¿Bebes?

Una de las cosas que más me molesta es que me pregunten, ¿tú bebes?
Y es un concepto bastante extraño, porque si dices "no bebo" quiere decir que por ningún motivo aceptarás una bebida, ni siquiera un traguito, así que no te ofrecen nada.
Si dices "sí bebo" te invitan un tequila a las 10 de la mañana. El que hizo esto último era un completo desconocido.
Tal vez esto reafirme que soy rara, pero yo sólo tomo bebidas alcohólicas después de las 2 de la tarde.
Realmente las prefiero después de las 6. Una copa o una cerveza es lo que le pone la cereza al pastel en las tardes de relax completo, ésas en las que no tienes qué ocuparte de nada más que de descansar, hacer algo ocioso y adornarlo con una buena bebida.
Gracias por vuestra atención.

domingo, 5 de abril de 2009

Semana Santa y Semana de Pascua

Después de días y horas de estrés continuo, uno finalmente llega a tranquilizarse. Sobre todo es después de bañarme que siento que la droga natural del cuerpo me hace olvidar que todo está para llorar, y que de momento, no hay mucho que pueda hacer al respecto.
Se supone que tenemos dos semanas de vacaciones, pero la escuela en la que estoy no es ni muy competente ni muy justa que digamos… Tan sólo nos van a otorgar los dos días obligatorios (tres: jueves, viernes y sábado santo, pero el sábado no vamos a la escuela así que ni siquiera cuenta) en lugar de las dos semanas que les van a tocar a casi todos los demás.
Nos enteramos de esta “grata” noticia el lunes o martes de la semana pasada. El primer día no hicimos nada, pero después yo misma fui a preguntarle a la directora. Un día más tarde, una compañera fue a reafirmarlo. Todo mundo estaba como si nada mientras que yo me moría del enojo y la impotencia porque he estado trabajando como loca últimamente. He estado bien estresada, y me encantaba la idea de tener dos semanas para hacer lo que yo quisiera. El plan era entretenerme en cualquier cosa la primera semana y descansar toda la segunda. No hacer absolutamente nada. Vaya… Sentarme a ver películas era lo más activo que tenía en mente.
Pasaron los días, me fui calmando y haciendo a la idea, pues a pesar de que yo insistía al respecto a mis compañeros parecía valerles.
Finalmente llegó el viernes y entraron en acción. Dedicaron, creo yo, ya en total, como 2 horas de discusión, quejidos, y consulta a los maestros para ver qué se podía hacer. Buena parte de la planeación la dedicaron a recordar los bellos años anteriores en los que tenían maestros “bien buena onda” que cuando la directora les indicaba bajarles puntos como sanción por haber faltado las dos semanas de vacaciones (que nunca les han otorgado), les quitaban 0.5 puntos, así que el 9.5 subía a 10 y en realidad no les afectaba la boleta en lo más mínimo.
Mientras ellos discutían y me echaban pedradas porque yo no estaba dispuesta a faltar de pura onda, yo me quedaba quieta, estúpidamente tranquila, tal como estuvieron ellos los días en los que yo quise movilizarlos. Pero es imposible ganarle a “la hueva”. Y esto no es nada más un estado físico. En mi salón, hasta está personificada.
Uno de mis compañeros no se mueve ni a mentadas. Para el chisme sí es bueno, eso sí. De vez en cuando nos organizamos para ir a dar la vuelta, él está de acuerdo, es quien moviliza a las masas inertes que constituyen el 50% de nuestro salón. Pero se llegan el día y la hora y es el primero en decir, “Ay, qué hueva. Mejor lo dejamos para después”.
Las mujeres que constituyen el 20% de la masa inerte previamente mencionada sólo lo siguen a él. ¿Por qué? Realmente no lo he averiguado. El tipo no es ni guapo, ni interesante… Vaya, todos suponíamos en un principio que era homosexual. No tiene nada de malo, pero ¿cómo va a atraer esto a mis compañeras? El caso es que ellas lo siguen como perritos falderos. Él es quien supuestamente tiene el don de la palabra. Lo cual tampoco comprendo, pues de cada veinte palabras que dice, tres de ellas son majaderías.
Hagan de cuenta Hitler (qué vulgar comparación, lo sé). Él puede decir las más grandes barbaridades, pero tiene la forma de atraer a la gente y manipularla para que le crean, lo sigan, y hagan las estupideces que él indica.
En fin. La solución, como dije, era faltar todos sin que se nos justificaran las faltas. Eso a mí no me conviene en lo más mínimo, pues también me dijeron que en esta “gran institución” se entregan las boletas ya casi en octubre. Prefiero ir a pelearme con la directora cuando necesite mis calificaciones para entrar a la universidad que para que me de 2 semanas de vacaciones. MIS dos semanas de vacaciones.
Mientras ellos continuaban discutiendo (porque cuando ellos se ponen de acuerdo es el cuento de nunca acabar. Varias veces he comentado fuera del salón que ellos serían buenos diputados y/o senadores) uno de ellos mencionó que la culpa la tenía aquél o aquella que hubiera ido a preguntar las fechas en primer lugar. ¡PAM! Otra pedrada, ojos penetrantes que disparaban rayos láser contra mi persona. Aparentemente nada tenía qué ver que hubiera pasado exactamente lo mismo todos los años anteriores a que yo apareciera en la escuela y en sus vidas.
Llega el día en que todo lo que digan o hagan te importa muy poco. Una vez que se llega a la conclusión que son una bola de inútiles realmente no te afecta lo que ellos lleguen a pensar de ti. Además, ya sólo me quedan 2 o 3 meses con ellos. Casi suena como cuando esperas a que te quiten los frenos: “Me quedan tantas semanas de sufrimiento con estas porquerías”.