domingo, 16 de febrero de 2014

What's my thing?

     De momento me siento atontada, aturdida y atolondrada. La noche empezó bien, eran apenas las 12 y yo ya tenía sueño así que por primera vez en semanas me iría a dormir "temprano". Pero no estaba a gusto, tenía ganas de platicar con alguien... Encontré algo que ver en la tele, pues soy de esas personas que gustan de tener algo que medio ver y medio oír mientras hace otras cosas. Estoy leyendo un libro que habla acerca de la paz y tranquilidad mental, de no tener un sólo pensamiento en la cabeza. Eso para mí sería una tortura, prefiero estar pensando en millones de cosas y que mi mente sea molestada por los ruidos e imágenes que hay a mi alrededor. Cuando estaba en la escuela la gente solía ponerse de acuerdo para que todos me hablaran al mismo tiempo, más adelante me di cuenta de que lo hacían para molestarme. ¡Pobres de ellos! Porque yo lo disfrutaba de lo lindo, ya que cada pregunta era respondida y nadie era ignorado. Así de chingona soy.
     Pero este no es el punto en este momento. Estaba recostada viendo Sex and The City, una serie que de pequeña veía por el morbo de ver alguna escena de sexo hundida en las profundas lagunas de eterno diálogo de esa serie. Cuando era chica no le veía el chiste, ahora la amo porque es una serie de viejas, me chuto el chisme sin tener que aguantar el drama y es una fórmula perfecta para la misógina que soy yo.
     Un par de amigas y yo estábamos platicando, una me platicaba de sus problemas con el novio, al que no le gustaba que ella se hubiera ido de parranda, se mantuviera incomunicada porque el cel había muerto y hubiera llegado a la escandalosa una de la mañana a su departamento. Ni que fuera su padre, ni que hubiera andado sola, ni que estuviera Guadalajara llena de narcos (ah no, eso sí).
     Por acá otra amiga me habla acerca de lo lindo que se la está pasando, pues fue a tomar algo con el vecino de un pariente. Es re' chulo cuando las cosas se acomodan para que una no tenga que pagar el taxi.
     Pero yo sigo como queriendo chorear con alguien, y mi amiga que llegó antier a la una de la mañana a su casa ya se fue a dormir y no es posible que la segunda esté pegada al cel si se supone que tuvo una pseudo-cita con un fulano (no por menospreciarlo pero desconozco su nombre). Entonces, aunque yo propuse la idea de que ya no hay que estar platicando todo el tiempo por mensajes, le mando uno a mi novio, el cual está ocupado. Le digo que lo olvide. Me dice que se fue de antro. Boom.
     Explota una bomba dentro de mí que suele imitar a los volcanes y hacer erupción un par de veces al año. Amo a mi padre, es alguien excepcional que me ama a mí también y si tuviera más dinero me daría más regalos, que me dice que me quiere y me trata bien. Pero no me deja salir. Llevo años viendo a mocositas que tienen casi 5 años menos que yo yéndose de antro y disfrutando de los deliciosos cocteles que preparan en esta ciudad y yo aquí encerrada como pendeja, desvelándome de todas formas hasta las 3 de la mañana mientras que los otros van y desperdician su dinero y sus riñones. Claro, ahorita no tengo dinero, pero cuando lo tengo igual no lo puedo gastar en eso. Más fácil lo puedo gastar en condones que en un té de Long Island. (No sé cómo se llamen las bebidas que están de moda y me vale, yo amo los clásicos y odio que les cambien de nombre nomás porque cambiaste de rancho)
     El caso es que me frustra, me desespera, ¡me encabrona a más no poder! Y no es que si tuviera la oportunidad y el dinero estuviera ahí todas las noches, a diario, o incluso cada tercer día. Lo que frustra es el trauma de no poder hacer lo que los demás dan por sentado. La verdad es que me ha tocado calarlo, pero no me ha tocado hacer lo que yo quiero. Me ha tocado irme de antro un par de noches casi seguidas, no es lo mío. Eso no es música... O quizás no era mi antro, o quizás no era mi gente. Pero el caso es que cuando me ha tocado darle una probada a este mundo de luces, escándalo, cigarros, empujones y minifaldas no ha sido mucho de mi agrado. Por eso pienso que quizás lo mío simplemente es la frustración de no tener algo y por eso quererlo, no porque en realidad lo que esté fuera de mi alcance me interese en lo más mínimo. Por otra parte, nunca me he ido de bar en bar. Eso es lo que me gustaría probar pero no he tenido la oportunidad. Quiero darme el gusto de irme con amigos (amigos MÍOS, no con unos cabrones que ni conozco ni me interesan) de bar en bar. De todas formas no tomo tanto, a la novena bebida o a la séptima cerveza ya estoy más para allá que para acá. Tengo la fuerte sospecha de que podría llegar a gastar más en el taxi que en la salida en sí.
     Fue una noche frustrante, y más frustrante lo fue cuando mi mente empezó a sabotear mis pensamientos tiernos hacia mi pareja. De unos meses para acá ya no ha sido miel sobre hojuelas, y sé que soy yo la que ha cambiado porque él sigue siendo el mismo y haciendo las mismas cosas que antes, el problema es que ahora las cosas que me gustaban son las que me molestan. Él se puede ir de antro porque a él lo invitan y le dan ride de regreso a su casa. Yo no puedo salir porque mi novio está más pobre que yo y no tiene carro. Por otra parte, es bueno para hacerme regalos, para comprarme detallitos, y yo no quiero que lo haga porque yo sé que él tiene otras cosas en qué gastar, por eso es que el otro día que dije "ya sé qué quiero para mi cumpleaños" (que es hasta diciembre) no quise decirle que eran todas las temporadas de Sex and The City, una pijama para cuando hace frío (que ya le pedí a mi mamá porque ella conoce mis gustos y mi talla) y un pez. Le traigo ganas a un pez para mi cuarto pero lo quiero elegir yo, quiero un pez beta que parezca alfa (badum tss!). Quiero una chulada de pez y confío más en mi juicio para mis gustos que en el de otras personas. De esto quería hablar con el novio porque si a fin de cuentas me va a regalar algo, pues mejor que sea algo que yo sé que me va a gustar. Y luego nada.
     Próximamente me iré al parque con unos amigos maricas (sin ofender a la comunidad homosexual) que tengo. Originalmente había planeado ir con una amiga para disfrutar el día alimentando ardillas, pero luego pensé en estos monigotes que llevan meses queriendo hacer algo "todos juntos como hermanos" pero los requisitos para nuestras reuniones son algo imposibles de alcanzar: quieren que esté barato, que sea divertido, que no sea deporte extremo y que no esté lejos (idea medio pendeja dado que todos vivimos en las afueras de la ciudad en direcciones opuestas -Miravalle, Huentitán, Vallarta casi Ciudad Granja y Centro Sur). Invité al novio para que me acompañara a jugar Adigma con ellos, ¿y qué me dijo? Al principio estuvo muy amable, diciendo que mejor fuera yo sola para disfrutarlos en vista de que hace mucho que no los veo. Insistí, pues me gustaría que verdaderamente me viera con mis amigos y viera cómo soy, pues nada más le tocó verme en la escuela como compañera y después como novia. Me dijo entonces que ya sabe cómo soy como amiga y que no le interesa verme así, que no le agrada cómo soy.
     Han de saber ustedes que al don siempre hubo algo que le molestó de lo que yo hacía en las únicas dos p.tas veces que me ha visto con mis amigos. Una, porque yo estaba albureando un amigo "y eso no está bien". Otra, porque un amigo me dio una nalgada "y yo no me estaba dando a respetar, ni a mí ni a él como mi novio". Entiendo lo que me dice, entiendo por qué se molestó. Pero yo nunca en la vida le he reprochado que cuando se va cuando sus queridos primos 3 días no suelta el pinche vaso desde que llega hasta que se va, día y noche, uno tras otro. Pero está bien, está joven. Vamos a ver qué tanto lo disfruta dentro de 20 años cuando el doctor le prohiba el cigarro, el alcohol y el café.
     Realmente no es pleito contra él, es frustración otra vez. ¿Sólo yo tengo que aguantar las salidas con sus amigos entonces? Porque evidentemente como a él no le gusta cómo me comporto tiene la excusa perfecta para no tener que congeniar con las personas que a mí me agradan. Si a esas vamos, al chile. No lo vuelvo a llevar hasta el otro lado de la ciudad para convivir con SUS amigos. ¿Pero es así como serán las cosas? ¿Cada quien por su lado nomás por berrinche?
     Todas estas cosas vienen a mi mente, todo este caótico monólogo que ¡oh sorpresa! Es tan sólo un preludio, un antecedente que me llevó a pensar: ¿cuál es el verdadero problema? Porque a decir verdad, cuando tenga la oportunidad de ir a emborracharme todas las noches sé que en realidad sólo iré un par de veces al mes, a lo mucho (lo cual a mi pareja le parece muy poco). No es lo mío. ¿Y qué es lo mío? Antes solía ser el escribir. Tengo decenas y decenas de cuadernos, cuadernitos, cuadernotes, notitas y papeles sueltos, engrapados y encarpetados, todos llenos de las mil cosas que solía escribir. De un tiempo para acá ya no lo hice, y creo que fue cuando empecé a tener novio, tanto con el anterior como con el actual. Dejé de escribir también porque ya no me daba el tiempo, ahora tengo el tiempo y tengo la motivación, pues mi relación ya no es tan motivante como lo era antes.
     Entonces, ¿lo mío será escribir? Por algo no estudié esa carrera, sabía que me iba a morir de hambre. ¿Entonces qué es? ¿Los animalitos? Siempre he pensado que antes sería doctora que ser veterinaria. Si se me muere un cristiano en la mesa no digo que me valga madre, pero ya llegará otro y echando a perder se aprende. ¿Pero que se me muera un animalito? ¿Aunque sea una lagartija? Noooo, lloraría amargamente, y me acordaría al día siguiente, a la otra semana o dentro de un año y volvería a llorar. El curarlos es algo magnífico y reconfortante, pero que se me muriera un bicho sería algo atroz y desconsolador, no lo podría soportar. 
     De unos años para acá sigo un par de páginas que rescatan gatos (ah, porque lo mío son los gatos, aunque sea herencia de dos generaciones para acá) y desde siempre he pensado en poner un albergue, pero es una idea que he dejado abandonada porque primero quiero conseguir un trabajo (duh!), vivir sola (o acompañada, pero lejos de mis padres), viajar por el mundo y estudiar todos los idiomas habidos y por haber. Y quizás volver a jugar voleibol. Pero es un sueño hermoso el de tener un albergue para gatos, la oportunidad de darles una verdadera oportunidad a ellos, algo que sería enormemente satisfactorio para mí y que sé que es un tema que me obsesiona, me llena y me satisface.
     Desafortunadamente, aunque esta idea me calma porque me indica cuál es el camino que quisiera seguir, al mismo tiempo me hace dudar de que lo que esté haciendo en este momento me ayude a alcanzar esa meta. Y no, no hablo de estar sentada sin hacer nada a las casi 4 de la madrugada, o el que no tenga un trabajo nada más porque me estoy recuperando de la primer cirugía que me hacen en toda mi vida (ni las amígdalas me quitaron y me salen con esto...). Me refiero a mi pareja, el que dice que le cambio el plan a cada rato porque a veces digo que quiero estar con él y a veces digo que quiero irme a vivir con alguna amiga al salir de mi casa; él, que también se molesta y dice que soy de esas que "piensan que todavía son jóvenes a los 30 años y que no les preocupa formar una familia e hijos porque se están preocupando por otras cosas". Sí, exactamente eso pienso. Yo no tengo ninguna motivación para darle celeridad a los trámites nupciales, en primera porque no tengo el dinero ni para pagar el ajuar. Alguna vez me dijo que quizás nos encontramos en el momento equivocado de nuestras vidas. Yo alguna vez pensé esto con mi pareja anterior porque él ya podía salir a todas horas y a todas partes y yo estaba atada al mando de mi padre (y aquí sigo). 
     Mi vaga mente entonces hace que se aparezca esa idea que ha estado revoloteando a mi alrededor durante tantas semanas. ¿El matrimonio es para mí? ¿ÉL es para mí? Nos llevamos bien, a veces lo amo, a veces casi lo odio, a veces estoy segura de que él es lo mejor que voy a encontrar... A veces lo pongo en duda.
     Esta noche por lo pronto soy feliz con mi pareja, con mi novio de tantos meses, con mi personita que tanto quiero aunque me saque de quicio. Aviso también que próximamente me iré a buscar a mi pez. Let's see if that's my thing.

2 comentarios:

  1. Makky, pfff, son muchas cosas; debo decir que me asombra que vuelvas a escribir, me encanta cuando lo haces. Y bueno, pasando la parte del chuleo y el alago, me llama la atención el rollo ese de que tus salidas no han sido lo que esperas, creo que no has salido con las personas indicadas, prueba con personas que te agraden, que tu sepas se adaptaran para el cotorreo, la bulla, los gritos, la cantada, o cualquier cosa que tengas en mente hacer cuando sales de antro o vas a un bar, y si aún así no te siguen llenando, pues ya mejor déjalo por la paz, haha. Siempre hay formas de hacer las cosas, según sé tienes una amiga que vive sola, es válido hacer dos que tres cosillas a base de mentiras, tienes donde quedarte y que no te ven tus papás, así que es cuestión de que te organices y puedas hacer dos o tres o más saliditas de vez en cuando. Estoy segura de que no de dirá que no.
    Permíteme decirte: Que chingadera la de tu novio. Fuera de la estupidez de que quiere que disfrutes estar con tus amigos (mis huevos, que no tengo) lo de que no le gusta como eres cuando estás con ellos me parece... no bueno, está bien, digamos que el marica de tu novio no quiere ir por eso, no creo que el cabrón se quede muy conforme si tú un día le dices que no quieres ir a algún lado con él donde estarán sus amigos, y solo así, sin agregar lo que el muy pendejo dijo (respiro profundo). Está bien, no van a andar cobrándose malas acciones y actitudes todo el tiempo no van a llegar a nada, pero que se ponga los pantalones y responda como tú has respondido.
    Desde el primer momento que supe de él me cayó mal, debo de decirlo, y creo que mi rechazo hacia el comienza a aumentar considerablemente. Te lo digo y te lo repito, no te forces a estar en una relación solo porque no quieres hacerlo sufrir y por el miedo a no encontrar a alguien que te pueda dar lo que él (en cuestión de detalles), o que con la siguiente relación no te vaya muy bien y pienses que fue un error dejarlo; sí, cuando piensas en terminar a alguien, se te vienen mil cosas a la cabeza, la mayoría son aspectos a favor de los cabrones y terminas por no dejarlos, por no mandarlos a la China comunista. Yo voto a favor de que por primera vez en tu vida lo mandes a la chingada la siguiente vez que te invite con sus amigos, a veces amerita que hagas ciertos "berrinches" que sepa el cabrón que tú no estás a sus órdenes.
    Respecto a la casada, los viejos son buenos para andar acosando con esos temas, (por eso hace algunos añitos le puse un alto al mio y le dejé en claro los términos de nuestra relación) pero, la verdad, no te veo casa en un año, ni dos, ni tres, quizás 5, cómo demonios planeas hacer tanto con un flaco de metro ochenta, acosador, enojón, a tu lado, creo que tendrás que decirle adiós a muchas cosas, y si tú no te das el espacio para realizar todo lo que quieres, frustración total tu vida y tu matrimonio, ahí va a andar la inconformidad, chingue y chingue. Además de que... no sé como me caería la "bella" noticia de que te casas, shock total, creo que estaré peor que tu mamá en la boda, toda una pinche Magdalena hahaha, y más porque quiero que me hagas parte de por lo menos algunos de tus planes de soltera que tienes, y no quiero que los dejes ir así nada más por amarrarte con un güey. Primero dile que se busque una buena chamba, se estabilice, busque una casa y junte pa' la boda, a ver cómo se queda el cabrón... XD Bueno, no la hago larga porque, estoy hasta la chingada y lo que le sigue de tarea, éste semestre comienzo a sentirme toda una psicóloga, uso de DSM IV, CIE10, aplicación de evaluaciones a padres e hijos para diagnosticar, nombre ando voladísima, creo que será un buen semestre. Ánimo no te me pongas chipil por las pendejadas de ese tarado, tómalas ligeronas, total... los hombres van y vienen ;) Ah y no te olvides de tu amiga la que ya no tienen rienda, de seguro ella te hará buenos paros en varias cosillas que quiere hacer. Un abrazo. :D

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  2. Sí, a mi tampoco me cae bien el wey, yo secundo la moción de mandarlo a la chingada, pero con ternura porque se siente feo.

    Attr. JC

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