sábado, 25 de febrero de 2012

Te quise tonto

Le estaba comentando a una amiga el otro día que puedes corregirte diciendo: "Te quise tonto" en vez de "Te quise tanto", aunque a decir verdad las dos aplican igual de bien. Estás semanas he hablado y hablado de lo mismo, y aún así siento que no termino de sacar lo que tengo qué decir, o tal vez me queden cosas pendientes por mencionar.
Me he estado acordando terriblemente de ti, mocosillo tonto. De todas las cosas padres que nos pasaron, las tonterías que cometimos, los sustos que pasamos. Me gustaba estar contigo porque a tu lado podía dejar atrás toda la madurez con que me conduzco día con día. Podía dejar que tú sintieras que eras el maduro en la relación, el responsable, el trabajador, el que tenía esperiencia "in the ways of the world" y que yo nada más poseía información de enciclopedia, que era tu cerebrito. Junto a ti podía dejar salir mi complejo de Peter Pan y dar rienda suelta a mi desmadre. Recuerdo cuántas veces nos pusimos a jugar luchitas en la cama, e intentaba distraerte con un beso cuando veía que ya había perdido, pues nunca me dejaste ganar. Me daba igual ganar o no. A tu lado yo era feliz, TAN feliz, que me distraje de la realidad, y por pensar que cedía ante todos tus gustos y caprichos supuse que estarías contento a mi lado.
Ahora dices que quieres volver. La semana pasada estaba casi convencida de que te diría que no. Ahora ya no estoy tan segura. Sé que nunca tendremos lo que teníamos antes, pero ¿quién dice que no puede ser igual de bueno? Esto es, si ahora tú estás dispuesto a hacer lo que yo quiero.
No quiero involucrar más a las familias. No quiero tener responsabilidades pertinentes de alguien que tal vez en un futuro se pueda casar contigo porque nunca quise hacerlo. No quiero extrañarte todos los días ni sentirme culpable porque no podemos hacer todo lo que queremos a causa del horario antediluviano que tengo establecido en mi casa. No quiero más problemas con mi padre a causa tuya, ni quiero abandonar a mis amigos con tal de correr a verte unos minutos. Y quiero dejar esto en claro, porque nunca más me quiero volver a sentir culpable por causa tuya.
Tal vez sigo en esto por lo que dicen las revistas, por este temor al compromiso y porque siento que en cualquier momento te irás otra vez. Pero amor mío, estás bien pendejo. Para qué te fuiste si me amabas y no dejaste de pensar en mí?

No hay comentarios.:

Publicar un comentario