sábado, 10 de julio de 2010

Un minuto de reflexión

Es todo lo que necesitas para inundar tu cabeza de pensamientos
Autodestructivos
Autocompasivos
Aunque los segundos son los peores que puede haber.
Escuchas una canción una y otra, y otra vez.
El feeling que le pone la voz que me enamora me hace sentir que soy yo quien la canta.
Es mejor cuando la letra tiene sentido y no es un vulgar cover.
Un vocalista del que te enamores perdidamente por el simple hecho de escuchar el sufrimiento por el que pasa durante 3 minutos y 44 segundos. Y otros 3 con 44. Y otros 3 con 44 más. ¿Para qué hacerle al idiota? Prográmalo y ponle que se repita la misma canción. ¿Para qué estás ahí presionando la tecla hacia atrás una y otra vez?
Mejor distraerse con nimiedades por el estilo que reflexionar en lo vacía que está tu vida, lo cual es bastante agradable, pues así no tienes que soportar a las lacras con los que estás forzada a convivir todos los días de tu maldita vida.
Aún así, se añora tener lo que los demás fingen disfrutar.
Toca tres notas en el bajo que hacen que los vellos de mis brazos se ericen.
El grunge es la mejor arma para afrontar los sentimientos de adolescente.
¿Mi próximo libro a leer será El Capital?
Poco a poco me voy obsesionando más con los alemanes…
Lástima que mis sueños casi siempre son intangibles y sin forma. Creo que es lo que llaman “self-defense mechanism”. Al menos así, si la cago y no la logro, no tendré que llorarle a algo que nunca existió.
Aún así, me gustaría irme a un lugar donde pudiera socializar formalmente, sin el temor de, Oh, TENGO que portarme bien. No DEBO avergonzar a nadie. Es NECESARIO que finja decencia. ¿Será por esto que me gusta leer y escribir? Los lugares los visito y modifico a mi antojo. Si alguien no me cae bien, basta con dejar de escribir su nombre para que desaparezca. Ojalá esto mismo pasara en la vida real. Aunque, a decir verdad, si esto pasara creo que existiría la necesidad de repoblar urgentemente el planeta. Y, si esto fuera así, dichosa aceptaría la tarea, pues podría es…coger, a quien yo quisiera.
Qué vulgar se ha vuelto mi lenguaje.
Qué pensamientos tan lascivos abundan en mi mente.
Qué horror pensar que ya no me escandalizo, ni me apena tener esa pequeña carta a la vista de todo el mundo. A fin de cuentas, nadie entra en mi cuarto. Y no sabrían cómo seguir la historia. La escribí en diversas hojas porque me equivoqué en el relato.
Desearía que algo de eso se volviera realidad.
Me encantaría.
Lo adoraría.
Aunque las profecías que inundan mis sueños no son muy agradables que digamos. Ni decentes. Ni morales. Pero sí son bastante emocionantes. Y despiertan esos sentimientos que con la edad se van disipando… ¿O con la madurez? Porque los estúpidos siguen, al menos, fingiendo disfrutar de hacer mil pendejadas y más porque les trae dicha. Is ignorance truly bliss? Yo no sé. Pero qué paz si así fuera…

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