domingo, 27 de noviembre de 2011

El problema

Con esta situación son varios los problemas que me acosan.
Ya no quiero hablar del tema con mis amigos más cercanos porque me siento como disco rayado, pues a fin de cuentas el problema sigue siendo el mismo.
Sigo pensando en él y lo sigo extrañando.
Al menos ahora ya he entendido la situación, e incluso tengo argumentos para convencerme de que aunque no era lo que quería, a fin de cuentas fue lo mejor que pudimos haber hecho.
¿Por qué habría yo de obligarlo a aguantar los dramas de mi casa, las irracionalidades de mi padre y mi falta de tiempo?
Igual él tampoco tendrá tiempo dentro de poco, así que está bien que disfrute la libertad que tiene de hacer lo que le pegue en gana sin tener que estarme extrañando porque no lo puedo acompañar. Yo también pasé por todo esto. Creo que aquí la diferencia recae en que yo aún lo sigo extrañando en todo lo que hago, en que su ser sigue caminando por mis pensamientos, paseándose por mis sueños, y a cada momento encuentro pruebas fehacientes de que aquí estuvo. De que existió en mi vida y que fueron los mejores 10.5 meses de mi existencia hasta el momento.
Leo cosas pasadas por puro masoquismo, y veo que el problema del tiempo me preocupaba a mí desde un principio, pero sus palabras me reconfortaron y creí en él. Dejé de temer el llegar a perderlo y más bien me dediqué a extrañarlo. ¡Y cómo lo extrañé! ¿Cómo le hacen las personas para lidiar con esa enfadosa situación de querer verse a diario todo el día? O más bien, aquellos (des)afortunados que tienen la oportunidad de llevarlo a cabo, ¿cómo aguantan? ¿No se enfadarán?
Me pongo a escuchar experiencias ajenas y de cierta manera les encuentro parecido con la mía, aunque odie compararlas porque nunca nada es lo mismo.
Agarro huevos, ahí con el perdón de la expresión, y lo mando a la chingada. Me olvido de él y salgo con mis amigos, vuelvo a las actividades de antes, cumplo con las tareas y obligaciones que tengo qué hacer de manera más tranquila, sin presiones de tiempo... Pero ya sin la ilusión de arreglarme para verlo en las noches, o salir en las tardes, o escaparnos en la mañana.
Puedo intentar convencerme de mil formas que mi atracción por él era sólo física, pero es una idiotez. Recuerdo la sensación de tranquilidad que me daba el escuchar su voz, recibir sus mensajes. Pasar siquiera por donde él trabajaba en mi recorrido de regreso a la casa.
Durante un tiempo fue como clavar más la cruz cada vez que pasaba por esos lugares, pero ya he logrado calmarme y los veo casi como si fueran un lugar más.
Ya no todo me recuerda a él.
Ya no le lloro.
Y aún así, lo añoro y no dejo de pensar que fue una idiotez lo que hizo.
Que de cierta forma me engañó porque me hizo pensar que lo que teníamos era algo estable. Realmente no estaba convencido de dejarme. ¿No podía al menos mostrarse seguro y así darme la tranquilidad de que ya dejábamos todo por la paz?
He hablado con él como si fuéramos amigos, cosa que nunca antes hice. Puedo recibir sus mensajes sin emocionarme, ni pensar que significan nada más que un simple saludo.
Pero ya no quiero. Al menos por un tiempo, quiero olvidarme de que existe.
Ya prácticamente he guardado todo rastro suyo de mi cuarto. Lo eché todo en una caja y una bolsa y lo aventé a la parte del clóset que nunca visito.
Pero cada que me asomo al Facebook ha de estar ahí, en la lista de mis amigos o en la lista del chat. Caigo en la cuenta de que esto ocurre porque últimamente visité mucho su página. Hoy logré contenerme de revisarla hasta hace apenas unos minutos, ver que hoy se conectó. -Para aquéllos que no me conocen, sí, tengo complejo de stalker-
Fui a la Feria Internacional del Libro en Guadalajara y me compré un montón de libros con título y contenido para viejas. Espero que por lo menos me sirvan de catarsis, como diría una amiga mía.
Ya ahogué todas sus canciones en un montón de artistas míos.
Ya me convencí de que su mundo y el mío no son compatibles.
Que él necesita madurar y yo necesito salir de aquí.
Ya hasta sé qué decirle a los extraños que me preguntan "¿Por qué te cortó?"
"Porque queríamos cosas diferentes." 
Él no sabe lo que quiere siquiera XD
Al menos esto me ayudó a definir lo que quiero.
Les bromeo a mis amigos que como ahora no quiero una relación, puedo darme el lujo de diseñarme a la persona (un imposible) que quiero como pareja ideal. Quiero a alguien que me deje boquiabierta con su forma de pensar, que me cautive con la confianza de sus movimientos, me hipnotice con su mirada, me dé la seguridad y sea mi wonderwall, tenga una forma positiva de ver la vida pero no al punto de evadir la realidad. Quiero a alguien que respete mis tiempos y apoye mi forma de pensar, alguien que se maraville de mi forma de ser y me permita mis bipolaridades: me deje ser infantil y madura, escandalosa y seria, correcta y sin escrúpulos, organizada y desordenada, desorientada y enfocada, feliz y melancólica, depresiva y alegre, mordaz y dulce, polite y grosera.
El problema fueron los tiempos que no coincidieron.
El problema es que soy muy orgullosa, y no soy rencorosa pero soy vengativa.
Quisiera verlo otra vez y colgarme de su cuello. Y al mismo tiempo quisiera no toparme con él nunca más. O hasta dentro de 4 años y que sea yo la que lo mande a volar.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario